Ni Sagrario, ni Sotana, ni Compañero.

Se acaba de ir Tomás. Le dije que espero que vuelva lo antes posible, me dijo que desea que se haga lo que debe hacerse.
Me quedé visiblemente solo pero no estoy solo sino más acompañado que nunca pues Dios está conmigo. Su presencia la siento muy intensamente por más que en todas estas aldeas remotas sólo hay una persona católica, que es una de las dos profesoras de la escuela misional, por más que desde acá prácticamente no puedo comunicarme con el Obispo, no puedo confesarme ni usar mi amada sotana (y por el momento, ni aún clergy), no tenemos Sagrario, no sé el idioma, no tengo certeza de que me darán permiso para vivir aquí largo tiempo, estoy sin internet…

Ciertamente que este es un tiempo de poda paternal, donde Dios purifica mi pobre fe, pero es un tiempo magnífico donde experimento al mismo tiempo un gran gozo y una libertad extrema.

“Estoy viviendo mi secreto, mi vocación, mi misión eclesial, mi nombre teológico…”

Luego de que Tomás se fue, ordené y limpié la pieza, la celda misional, y saqué kilos de basura. Lo hice por razones de higiene elemental (y mental) pero también porque así hacía un apostolado ante el Gobernador, quien se avergonzó de la suciedad del cuarto en el que me hospedó.
Limpiaba eso mientras escuchaba el sermón que hoy le prediqué a Tomás en su despedida, siguiendo una selección de textos llorentianos. Luego, dediqué el resto de la mañana al estudio de la zona completando mi ensayo sobre una etnia local, que probablemente sea el primero en español sobre esa tribu.

En el escritorio de estudio, que es el del intendente, había una revista de una agrupación protestante que van a donde no llegó el Evangelio. No quise leerla porque me llenaba de celo, pero solo ojearla y pispear su fervor y organización, me bastó para sulfurarme
Valiéndose de ese ardor que el Señor despertaba en mí a través de la prensa herética, mientras marchaba hacia la escuela para almorzar y veía las montañas, el Señor me hizo sentir una brevísima moción llena de consuelo, algo vaga, pero que consistía en esto:

“Armar un Frente en Europa desde el cual se haga la lista de las aldeas del orbe jamás evangelizadas, se convoque voluntarios, se organicen las expediciones y se vaya a predicar lo más directamente posible, buscando de llegar a todos los lugares de la tierra donde aún no fue anunciado el nombre de Jesús.”

Hubo una moción clara además: «lo ya conseguido y lo que está en curso en Elrod es milagroso y enorme y desmintió todas las predicciones de fracaso… pero, al lado de lo que están haciendo los herejes es poco y nada. Vamos a paso de tortuga«…

Y renació en mí el reproche de la Virgen a Don Bosco: “si hubieses tenido más fe, habrías hecho cosas mayores…»… Entonces me agarró un movimiento fortísimo que me llenaba de consuelo:

«Vamos por todo, Dios lo quiere, la obra es de Dios, Él lo quiere, arrasemos…”

Organicemos desde Europa la Misión en todos los confines paganos buscando llegar lo antes posible a anunciar la Fe en todos los lugares donde jamás haya sido anunciada…».

No tengo nada, pero estoy en la mejor situación posible ya que a Dios le gusta hacer maravillas cuando el apóstol solo tiene medios pobres: fe, oración y penitencia…

Que Dios nos dé la gracia de perseverar hasta la muerte en los sueños misionales y en el anuncio del Evangelio a los pueblos donde jamás fue anunciado.

Padre Federico
Misionero en Extremo Oriente
O. San Elías
12/5/16

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